En este film de Fellini una orquesta ensaya durante varios días. Cada músico valora su instrumento como el indispensable para el funcionamiento de la orquesta. Todos justifican ante el director de manera formidable el sentido de su participación. Pocos se dan cuenta de que, en este caso, el todo es mayor que la suma de las partes.
Cuando trabajamos de manera colaborativa podemos vernos representados en cualquiera de los músicos.
Seguro que nosotros somos los mejores organizadores del equipo, somos lo que generamos las mejores ideas y que podemos poner la última palabra.
¿Qué es colaborar? Colaborar es proponer, debatir, acordar, discutir, negociar, plasmar. Ese camino con diferentes ramificaciones y muchas reiteraciones es el que seguimos todos los que hemos construido wikis y estamos satisfechos con el producto logrado.
Sin embargo, no es un emprendimiento sencillo. Una cosa es trabajar con conocidos y elegidos. Las diferencias con el trabajo presencial son pocas.
Otra cosa es trabajar con alumnos, allí el cuidado es mayor porque se trata de enseñarles a hacer alguna tarea y, a la vez, a respetar los espacios, a construir acuerdos, a argumentar los cambios que se proponen.
Finalmente, algo completamente diferente es hacer un wiki-trabajo con desconocidos. Allí aparece la mayor cantidad de fenómenos complejos y para mi, difíciles de resolver. Desde el nivel de lenguaje de aquellos con quienes se trabaja, el sentido del humor, la capacidad de negociación, el factor "desaparición" de muchos, el factor "presencia constante y sostenida", y la forma y el contenido que se producen son sustanciales y son
una constelación de procesos que se tejen y se destejen. Colaboración implica trabajo en grupo y no trabajo individual que re-escribe, re-elabora por su cuenta cada parte de otro. Sin embargo, esto sucede y hay que educar en dirección del respeto por lo que los demás piensan y escriben.
Enseñamos a argumentar, escuchar, proponer, acordar en el aula el aula. ¿Por qué no hacer lo mismo en el ciberespacio?
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miércoles, 13 de julio de 2011
viernes, 8 de julio de 2011
Público y privado
Confieso que la liberalidad con que escribe Eleonora me ha inspirado algunas ideas. Me parece una escritura desenfadada, libre, y a la vez rica y sostenida en interminable cantidad de lecturas y reflexiones. Eleonora me habla del pudor, ella confiesa algo sin pudor…
“En el siglo XIX hubo una inflación del espacio privado, y el espacio público empezó a ser estigmatizado, temido por engañoso, hipócrita, y el espacio de la intimidad pasó a ser el de la verdad y la autenticidad, donde se podía estar sin máscaras, y era moralmente superior. Antes el espacio familiar era típicamente el ámbito de la mujer, y era poco lo que se podía cambiar. Esas prácticas tenían lugar en la interioridad; se guardaban dentro de cada uno, dando una riqueza enorme, pero también una atadura, ya que era aquello que estaba adentro de uno y uno no se lo podía sacar. Ahí quedaba, por ejemplo, aquella culpa nacida de chiquito; aunque uno se haya olvidado, permanecía y podía reaparecer; nos condenaba.
Ahora hay un estímulo al cambio. Y mostrar la intimidad tiene que ver con el hecho de que es lo más valioso, aunque se trate de cosas banales: cómo uno se lava los dientes, cómo es la decoración de mi casa, etc. Pero en algún punto dejó de ser íntimo, porque perdió su opuesto, lo público. Antes lo íntimo era secreto, ahora se lo hace público en Internet. Formaba parte de la definición de lo íntimo el pudor, lo oculto, había que cerrar las ventanas y puertas.”(1)
Junto con la exteriorización de lo privado vino también la organización, distribución y normalización de las imágenes y los textos. No se muestra cualquier contenido: se ve alegría, curvas delicadas y no tanto, sonrisas con muchos dientes, primeros planos dionisíacos, alcohol, abrazos, besos, en cambio, lo triste, deforme, excedido, no existe. “Me gusta” y no: lo detesto, me da asco, lo aborrezco. Todos los mensajes son edulcorados y felices. Facebook cierra páginas de “anormales” antes que de ladrones o pederastas.
Mantener el pudor, el interés por la intimidad decimonónica junto con la libertad que hoy defendemos me parece un logro. Escondo las fotos familiares en un “grupo secreto” en Facebook por pudor, no quiero que mis alumnos a quienes acepto sin límite en mi página, participen de mi vida privada. Ese es mi diario y está guardado en el cajón de mi dressoir digital.
(1) Paula Sibilia: "Antes lo íntimo era secreto, ahora se lo hace público en Internet" http://edant.clarin.com/suplementos/zona/2008/09/21/z-01764657.htm
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