miércoles, 29 de junio de 2011

Participación en el aula

Según mis experiencias frente a curso, todos los grupos humanos con los que he trabajado han sido diferentes, muy diferentes. Los adolescentes en la escuela secundaria, los jóvenes en la Universidad y los adultos de las clases virtuales. En todos los grupos hay cumplidores y perfeccionistas , dedicados, calculadores y especuladores, desentendidos, ausentes. 
Cuando pienso en estimular la participación parto de la siguiente premisa: conocer el tema, saber cómo compartirlo con los alumnos por el nivel a que me dirijo, pensar nuevas formas de ejercitarlo en debates, diálogos, trabajos individuales, grupales, y encontrar cómo se vincula todo eso con la vida que vivimos. Además busco relaciones con el arte y la ciencia contemporáneos si es que me lo permite el tiempo.
Si todo eso sale bien los alumnos interesados participarán, los ausentes no se van a preocupar por nada, use lo que use. Con tecnología o sin ella la participación no será mayor si se aburren, si no conozco el tema, si me aburro con la clase. 
La tecnología ¿me ayuda en algo? Si, claro. Me permite abrir espacios diferentes con horizontes más amplios.
"En general, las personas que hemos investigado intentaban evitar los motivadores extrínsecos y fomentar los intrínsecos, empujando a los estudiantes hacia objetivos de aprendizaje y a una orientación de dominio. Ellos dejaban a los estudiantes tanto control como les era posible sobre su propia educación, y mostraban un gran interés en su aprendizaje y una enorme fe en sus capacidades. Ofrecían retroalimentación exenta de valoración alguna del trabajo de sus estudiantes, ponían énfasis en las oportunidades de mejorar, buscaban formas de estímulo para el progreso y evitaban clasificar a sus estudiantes entre paja y grano." Bain, Ken, Lo que hacen los mejores profesores universitarios, Universitat de Valencia, Valencia, 2007, pp 46-47
Falta el condimento de la pasión, mucha pasión para hacer lo que hacemos!